El 80% de España, en riesgo de convertirse en desierto este siglo por el cambio climático
Un informe del Ministerio de Medio Ambiente advierte de que, a este
ritmo, tres millones de hectáreas de las zonas húmedas pasarán a áridas
al llegar a 2100
El documento admite que "la desertificación es ya un problema real" en más de dos tercios del territorio, agravado por la falta de lluvias y las temperaturas más altas
El desequilibrio entre el agua disponible y lo que se evapora supone mayor presión sobre los recursos hídricos, pérdida de biodiversidad y menor producción agrícola
El documento admite que "la desertificación es ya un problema real" en más de dos tercios del territorio, agravado por la falta de lluvias y las temperaturas más altas
El desequilibrio entre el agua disponible y lo que se evapora supone mayor presión sobre los recursos hídricos, pérdida de biodiversidad y menor producción agrícola
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Cada país, cada región del mundo, está amenazada de manera diferente por
los efectos del cambio climático. Algunos estados-isla del Pacífico se
enfrentan a la desaparición física, engullidos por la subida del nivel
del mar. España, por su parte, se arriesga a convertirse en desierto.
Hasta el actual Gobierno advierte ya de que el calentamiento global
amenaza con que, en lo que queda de siglo, el 80% del suelo esté en
peligro de desertificarse. Incluidas las cordilleras montañosas del sur,
según un análisis del Ministerio de Medio Ambiente de 2016
recientemente publicado en el Portal de Transparencia gubernamental.
La desertificación es la "degradación de las tierras áridas, semiáridas
o subhúmedas secas". Esta tipología engloba lo que se considera, de
forma más sencilla, "tierras secas". La aridez es el balance entre el
agua que hay en una zona y la que se evapora: "Oferta y demanda",
especifica el informe titulado Impactos del cambio climático en los
procesos de desertificación. Ese índice de aridez implica el riesgo de
virar hacia el desierto. En España, grandes áreas caen dentro de estas
"tierras secas". Y van camino de extenderse.
El cambio climático, debido a la acción combinada de
caída de las lluvias y aumento de las temperaturas, acecha con morderle
un bocado de tres millones de hectáreas a la España más húmeda para
transformar ese suelo en riesgo de desertificarse. Un 20% de lo que hoy
está a salvo pasará a estar en riesgo. "Una aridificación en buena parte
de su superficie", han escrito los técnicos de ministerio. "La
desertificación es ya un problema real para una parte importante del
territorio español ya que a los factores tradicionales se añaden los
efectos relacionados con el cambio climático", resumen.
El agua está en el fondo de este asunto. El Panel Intergubernamental
para el Cambio Climático (IPCC) –el grupo científico de la ONU para el
estudio del calentamiento global– ha señalado entre los primeros peligros para Europa "la
creciente presión sobre los recursos hídricos, particularmente en el
sur". Menos agua a disposición. Traducido significa que llueve menos y,
además, en episodios más torrenciales y destructivos. "Se agrava el
peligro de inundaciones", explica el IPCC. Pero, además, este patrón de
precipitaciones también desertifica: "Deteriora la calidad del suelo",
señala el panel internacional.
El mapa de las zonas
áridas de la España peninsular refleja cómo de noroeste (Galicia) a
sureste (Almería o Murcia) las tierras secas son cada vez más secas
(llueve solo entre un 5% y un 20% de lo que se evapora). El riesgo de
desertificación, en diferentes grados, afecta a 37,4 millones de
hectáreas de los 50,5 millones del territorio total.
Ganando terreno hacia el norte
Los cálculos del informe muestran que el suelo susceptible de
degradarse va ganando espacio: la zona norte de Andalucía, Extremadura,
Castilla-La Mancha, Valle del Ebro, amplias zonas de Cataluña y la
submeseta norte se van tornando más secos hasta perder el tono verde de
las zonas húmedas. A eso se le añade que las regiones ya áridas empeoran
(se vuelven más anaranjadas en los modelos).
De ahí
que la España húmeda, que ocupaba un 39% entre 1971 el año 2000, al
ritmo actual y con las previsiones disponibles se quede en un 20% al
terminar el siglo XXI. La Islas Canarias lo pasarán todavía peor.
El documento indica que se prevé un incremento "muy acusado" de la
superficie cuyo balance entre lluvias y evaporación la coloca en la
categoría de semiárida, sobre todo en el tercer cuarto del siglo. Pero,
al mismo tiempo, destaca que, para el último tercio, los mayores
incrementos relativos de zonas en riesgo respecto al año 2000 se van a
producir en los suelos con un nivel de amenaza alto o muy alto. Es
decir, los peores suelos.
Desertificar un país
conlleva consecuencias en muchos niveles. La más obvia resulta la
alteración de los ecosistemas que implica "la pérdida de hábitats y de
especies", como subraya el IPCC. La biodiversidad se resiente. Esta
riqueza natural es uno de las características subrayadas por el
Ministerio de Medio Ambiente: España es el país de la Unión Europea que
más especies de aves, mamíferos y anfibios alberga y está a la cabeza de
superficie incrustada en la Red Natura 2000 de protección ambiental con
222.000 km2.
Pero, además de esta
relación entre mayor desierto y menor biodiversidad, el panel científico
de la ONU recuerda que, junto al incremento de riesgo de los incendios
forestales, estas áreas se enfrentan a "extensos efectos negativos en la
productividad agrícola en el sur" [de Europa].
El
informe abrocha su análisis de la siguiente manera: "Es evidente que los
ecosistemas más frágiles, con menos capacidad para adaptarse a los
cambios previstos en la temperatura y la precipitación serán los más
vulnerables frente a la degradación".
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