viernes, 25 de enero de 2019

Huerto en enero



Wangari Mathai, la mujer que planto 47 millones de árboles

Wangari Maathai, la Nobel de la Paz que plantó 47 millones de árboles

La lucha de la bióloga keniana aunó medio ambiente, feminismo y derechos humanos

La concesión del Premio Nobel de la Paz la cogió trabajando. Era un día de octubre de 2004 y para celebrarlo hizo lo que llevaba años alentando -y realizando-: plantó un árbol. Otro más. Anteayer, al despedirse del mundo en un hospital de Nairobi, quedaban más de 47 millones de árboles plantados gracias a su impulso. Su herencia incluye también una lección: la lucha por el medio ambiente es una suma de luchas. Ha muerto Wangari Maa-thai, la bióloga keniana que aunó bajo el mismo paraguas el desarrollo sostenible y los derechos humanos.
"La paz en la Tierra depende de nuestra capacidad para asegurar el medio ambiente. Maathai se sitúa al frente de la lucha en la promoción del desarrollo económico, cultural y ecológicamente viable en Kenia y en África". Así argumentó el comité del Nobel de la Paz la concesión, la primera a una africana. Al recibirlo en Oslo, la que algunos bautizaron como la mujer árbol lanzó un alegato: "La industria y las instituciones internacionales deben comprender que la justicia económica, la equidad y la integridad ecológica valen más que los beneficios a toda costa".
Su activismo la llevó primero a la cárcel, y después al Gobierno de Kenia
Cuando recibió el Nobel, tenía 3.000 viveros atendidos por 35.000 mujeres
Wangari Maathai (Ihithe, Kenia, 1940) tuvo una vida muy poco común para una africana de su generación. Aunque como casi todas las niñas iba a por agua -"muy limpia, no contaminada"-, ella logró estudiar. Primero con las monjas. Luego, gracias a una beca, se licenció en Biología en Estados Unidos. Volvió a Kenia con la independencia recién estrenada e inició una carrera docente que la conduciría por los peldaños del activismo.
La primera doctora universitaria en África del Este -en 1971- comenzó por dar la batalla en defensa de la libertad de cátedra en un país que se encaminaba hacia el autoritarismo y la corrupción. Recaló en la Asociación de Mujeres Universitarias, donde amplió su lucha y se lanzó en contra de la discriminación salarial de las profesoras frente a sus colegas masculinos. En el escalón del feminismo entró en contacto con las mujeres del campo, cada vez más deforestado. "Hablaban de cosas que vi relacionadas: inseguridad alimentaria, malnutrición; falta de agua, de leña y de ingresos", explicó a EL PAÍS en 2004. "Yo les dije: 'Si no tenéis leña, plantad árboles". Corría el año 1977 y surgía el Movimiento Cinturón Verde (GBM, en sus siglas en inglés). Las mujeres empezaron a gestionar semillas y a plantarlas. Primero en sus parcelas, luego en los terrenos públicos con el apoyo -y un pequeño pago si el árbol sobrevivía- del GBM. Cuando Wangari recibió el Nobel su movimiento tenía organizados 3.000 viveros, atendidos por 35.000 mujeres.
La imagen de aquel arroyo limpio de la infancia siguió siempre en la mente de la bióloga. Ya no estaba limpio. Las batallas llevaron varias veces a la cárcel a esta activista cuya lucha -y la de sus miles de seguidores- evitaron que se construyera un rascacielos en el mayor parque de Nairobi o que se privatizara un espacio natural de la capital keniana para construir chalés. El presidente Daniel Arap Moi llegó a calificar a Maathai como una "amenaza para la seguridad del Estado". Pero el mandatario cayó por fin y en 2002, Maathai fue nombrada viceministra de Medio Ambiente. Era el momento de pasar al otro lado para esta luchadora que se convirtió en diputada. Sus consejos volaron a España. En el programa electoral del PSOE en 2008 se incluyó su propuesta de plantar árboles -uno por cada ciudadano-. Unos meses después, el Partido Popular prometió que multiplicaría esa cifra por 10, hasta llegar a la utópica cifra de 500 millones de árboles.
Un cáncer de ovarios ha arrebatado la vida a la premio Nobel. Una mujer que tuvo que soportar que en su sentencia de divorcio el juez la calificara de "cabezota, triunfadora, con mucho nivel educativo, demasiado fuerte y muy difícil de controlar". Ella, que nunca se rindió ante los abusos, lo dejó dicho: "La experiencia me ha enseñado que servir a los otros tiene sus recompensas. Los seres humanos pasamos tanto tiempo acumulando, pisoteando, negando a otras personas. Y sin embargo, ¿quiénes son los que nos inspiran incluso después de muertos? Quienes sirvieron a otros que no eran ellos". Como ella.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de septiembre de 2011

jueves, 24 de enero de 2019

TARTA DE ZANAHORIA

Tarta de Zanahoria con Nueces

titulo receta
Porciones / número de personas: 4 personas
Tiempo de Preparación: 60 minutos
Tiempo de cocción: 30 minutos
Categoría: Postres
Dificultad: Fácil

Ingredientes para preparar Tarta de Zanahoria con Nueces

360 gr. de harina
4 huevos
1 sobre de levadura en polvo
200 gr. de nueces
Una pizca de sal
200 gr. de azúcar
Una pizca de bicarbonato
250 ml. de aceite de girasol
4 zanahorias ralladas
Una cucharadita de canela en polvo
1 tarrina de queso de untar
100 ml. de nata montada
150 gr. de azúcar glas
125 gr. de mantequilla

Cómo preparar Tarta de Zanahoria con Nueces

Para hacer una riquísima tarta de zanahoria con nueces lo primero que debemos hacer es tamizar la harina con la sal, la levadura, la canela y el bicarbonato en un bol.
Aparte, batimos los huevos con el azúcar. Cuando los ingredientes estén bien integrados añadimos el aceite y volvemos a mezclar. A continuación incorporamos las zanahorias ralladas y la mitad de las nueces, y mezclamos de nuevo. Y posteriormente añadimos la mezcla que hemos preparado anteriormente, pero muy poco a poco y sin parar de remover.
Ponemos a precalentar el horno, a 180º C, con calor por arriba y por abajo. Mientras se calienta, continuamos mezclando todo, y cuando obtengamos una mezcla homogénea y sin grumos la echamos en un molde de silicona u otro convencional pero engrasado ligeramente con un poco de mantequilla. Lo metemos al horno y dejamos aproximadamente media hora, hasta que veamos que la tarta está hecha. Entonces sacamos y dejamos enfriar antes de desmolar.
Mientras se enfría la tarta, podemos ir preparando la cobertura. Para ello ponemos la mantequilla a temperatura ambiente en un bol, y le añadimos el azúcar glas. Mezclamos ambos ingredientes. A continuación incorporamos la nata montada y removemos. Por último, le añadimos el queso de untar. Batimos todo bien con la ayuda de unas varillas y cubrimos con esta mezcla el pastel.
Por último, lo decoramos con la ayuda del resto de nueces picadas que hemos reservado, que pondremos por los lados y la superficie de la tarta. Si queremos, también podemos incorporar algo de zanahoria rallada o cortada muy fina, para que aporte un poco de color. ¡Deliciosa!

Seis formas de maximizar el espacio en el huerto

6 formas más efectivas que personalmente utilizo para sacarle el máximo rendimiento a mi mini huerto, siéntete libre de aplicarlas, experimentar con ellas y contarme cuál es tu experiencia!

1.Planifica

El secreto para huertos productivos es tomarte tu tiempo ahora para planificar.
Planificar el huerto, pensar con antelación qué quieres plantar, diseñando el espacio y los tiempos te ayudará a no dejar ni un segundo vacío el espacio de cultivo disponible. Es muy fácil dejarse huecos vacíos o apretujar todo en un sitio si no planificas bien. En este post te dejo unos cuantos trucos (con vídeo del proceso incluido) para diseñar tu huerto en los meses de primavera.

2. Crea un buen suelo

Un buen suelo es la base de un buen cultivo, un suelo rico en nutrientes y que retenga la humedad sin encharcarse. Si plantas en macetas, no intentes ahorrar comprando un sustrato barato y de mala calidad, lo notarás en el tamaño y la calidad de tus cultivos. Tampoco añadas tierra, pues no tiene los nutrientes necesarios y se suele apelmazar bastante. Si cultivas en el suelo, añade una buena cantidad de compost al espacio de cultivo, que aportará una buena cantidad de nutrientes y mejorará la estructura del suelo.

3. Planta en triángulos

Evita plantar siguiendo un esquema en cuadrados, en lugar de ello, planta en triángulos. De este modo, podrás plantar hasta un 15% más, respetando las distancias de separación entre cultivos.
Para demostrártelo, un ejemplo práctico, aquí ves dos mesas de cultivo, da igual su tamaño, y da igual los centímetros del marco de plantación, podría ser el de cualquier cultivo. Lo que importa en que en los dos casos el tamaño de la mesa y la separación de cultivos es la misma, haciendo la separación en cuadrado el aprovechamiento de espacio es menor, mientras que con la plantación en triángulo nos caben 4 plantas más, sin robarles un solo centímetro de separación entre ellas.

4. Planta en vertical

Entutorar los cultivos tiene infinidad de ventajas y una de ellas es que plantar en vertical nos permite ahorrar mucho espacio, permitiéndonos plantar más en el mismo espacio de cultivo. Planta cultivos que ocupan mucho espacio hacia arriba: tomates, judías, pepinos, calabazas, sandías y melones, guiados por soportes, mallas y tutores.

5. Siembra escalonada

La siembra escalonada nos permite disfrutar de un cultivo durante más tiempo, alargando la temporada. De este modo, podrás obtener más cosechas en un mismo lugar. Básicamente consiste en no sembrar todo de golpe, sino en repartir las siembras de un mismo cultivo en el tiempo. De esta forma, puedes ocupar menos espacio (ya que plantas menos) y obtener la cosecha repartida en el tiempo. Lo puedes hacer sembrando en semilleros, calculando el tiempo de maduración para que los nuevos plantones estén listos cuando la primera tanda ya esté acabando su ciclo vital. Para aprovechar al máximo la temporada, hazte con un invernadero, así podrás empezar antes la siembra de cultivos de primavera y tener siempre listos semilleros para ir sustituyendo los cultivos.

6. Cosecha pronto y de forma continua

Escoge variedades que den fruto de manera escalonada, o que permitan ir recogiendo las hojas conforme las vayas necesitando.

Las ventajas de estas variedades son:
  1. Al no dar toda la cosecha de golpe, no te verás abrumado por una gran cantidad de vegetales a la vez. Podrás ir consumiéndolo poco a poco, conforme lo necesites.
  2. La planta tiende a producir más frutos u hojas si se van recogiendo temprano, lo que ir cosechando de forma continua, incrementa la productividad de la planta.

Variedades de cosecha continúa

Cultivos que permiten recoger hojas de forma escalonada:
  • Lechugas
  • Rúcula
  • Albahaca
  • Apio
  • Cebollino
  • Perejil
  • Cilantro
  • Acelgas
  • Espinacas
  • Berros
  • Canónigos

Cultivos que permiten recoger los frutos de forma escalonada
Todos estos cultivos incrementarán su producción si no dejas que el fruto madure demasiado en la planta.
  • Variedades indeterminadas de tomate.
  • Pepino: No es bueno dejarlos mucho tiempo en la planta, son más tiernos y dulces recogidos jóvenes, y producirá muchos más frutos.
  • Calabazas: Las calabazas son más dulces cuando las recoges temprano y las dejas madurar un tiempo en un lugar seco y oscuro, mientras la planta de irá generando más.
  • Calabacín.
  • Pimiento.
  • Berenjenas.

domingo, 13 de enero de 2019

Entrevista a Vandana Shiva

«EL MAYOR PODER, HOY, ES LA VALENTÍA DE DECIR ‘NO’»

«La lucha de la Humanidad contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido». Es la frase del escritor Milan Kundera que más repite la ecofeminista india, filósofa y doctora en Física Vandana Shiva, un referente mundial en activismo medioambiental y autora de numerosos libros. En el último, se pregunta ¿Quién alimenta realmente al mundo? y afila el lápiz por un ecologismo conectado con los saberes ancestrales que guarda la naturaleza. Durante esta conversación, también aboga por un capitalismo y una democracia de mejor calidad.

Fotografía
Cristina Crespo Garay
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25
JUL
2018
Vandana-Shiva
Dehradun es, con probabilidad, la ciudad más inclinada del mundo. Parte de una llanura en las faldas del Himalaya, apenas a 300 metros sobre el nivel del mar, y se encarama a la colina del monte Tiuni, casi cuatro kilómetros más arriba, donde se desperdigan las últimas viviendas. En medicina, se llama simpaticotónicos a quienes, como algunos de sus habitantes, se exponen a cambios bruscos de presión atmosférica. Se les reconoce, entre otros síntomas, por su estado de alerta constante y su hiperactividad. Vandana Shiva nació en Dehradun hace 66 años, y no sería descabellado afirmar que pertenece a este «perfil bioclimático», como lo denomina la ciencia. Hija de una granjera y un guardabosques, su empatía con la naturaleza le vino de serie, pero no se quedó ahí. En 1976, saltó a Canadá y obtuvo el doctorado en Filosofía de la Ciencia por la Universidad de Guelph, y, tres años más tarde, creó la Fundación para la Investigación Científica, Tecnológica y Ecológica, vergel incontenible de proyectos e iniciativas: la difusión de la agricultura ecológica por medio del programa Navdanya, el estudio y mantenimiento de la biodiversidad con la creación de la Universidad de las Semillas, la regeneración del sentimiento democrático (Movimiento Democracia Viva) o el compromiso de las mujeres con el movimiento ecologista (Mujeres Diversas por la Diversidad). A esas alturas, Shiva ya se autodefinía, tajante, como ecofeminista.
«Tenemos una democracia falsa que permite ganar elecciones a Trump»
Su trayectoria la avala: ha escrito más de una docena de libros influyentes con títulos meridianos como Abrazar la vida: mujer, ecología y desarrolloLa praxis del ecofeminismo: biotecnología, consumo y reproducción o el último −recién publicado−, ¿Quién alimenta realmente al mundo?, y, entre sus muchos asesoramientos para organismos internacionales, destaca el reporte La mayoría de los agricultores en India son mujeres, para Naciones Unidas. También ha dado sapiencia a Gobiernos de India y el extranjero (entre ellos, el español, durante la legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, y a organizaciones alejadas de los poderes públicos como International Forum on GlobalizationWomen’s Environment & Development Organization y Third World Network. La revista Time la definió en 2003 como «heroína ambiental de nuestro tiempo» y hoy preside la Comisión del Futuro de la Comida, asentada en Italia. Shiva se llama como el dios hindú de la destrucción, que tenía cuatro brazos. En el primer atributo, esta filósofa no coincide en absoluto; en el segundo, con creces. Da la impresión de que tuviera un sinfín de extremidades para hacer tantas cosas en una sola vida. El ecofeminismo es un concepto de finales de los setenta, nombrado por primera vez por la socióloga francesa D’Eaubonne, para referirse a la conexión ideológica que existe entre la explotación de la naturaleza y la de las mujeres, en un sistema dominado por hombres. Hoy, es una definición asimilada y extendida por todos los ámbitos del pensamiento. La conversación con Ethic comienza en este punto. «Las mujeres son las parteras de la agricultura. El capitalismo patriarcal y el colonialismo son hambre, malnutrición, depravación. Para que la gente tenga alimentos reales y para que los agricultores puedan cultivarlos de forma libre, el sistema tiene que cambiar. Y, si no cuidamos el planeta, perderemos el lugar donde cultivar los alimentos».
«Estamos llenando el planeta de tóxicos y plásticos, lo cual genera violencia»
Los puntos de vista de Shiva son siempre universales. Los problemas de nuestro tiempo no son solo los de los más desfavorecidos: «El ecofeminismo es ubicuo, porque significa lo mismo en Occidente que en el Tercer Mundo. Es fácil darse cuenta de que la naturaleza no está muerta ni es inerte, algo que, después de dos siglos de auge del carbón y el petróleo, este tipo de capitalismo que se practica nos ha hecho creer. Es tristemente comprensible: al final, si la naturaleza está muerta, hay más material fósil que extraer. Pero no, la naturaleza está viva y, por fortuna, fuera de los mercados. Los científicos se dan cuenta de eso: el sistema está vivo, las semillas, la tierra, las abejas y los insectos. La naturaleza es fascinante y tiene una inteligencia increíble. ¿Cómo encuentran las rutas de migración los pájaros, por ejemplo? Todo lo que tenemos viene de la capacidad productiva de la tierra». En este punto de la conversación, la filósofa llega a una conclusión concluyente: «Las mujeres han sido catalogadas como el segundo sexo pasivo. Se ha declarado que no trabajamos porque tenemos que estar en casa y cuidar de los hijos y hacer la comida, cosas que no están consideradas como un trabajo que produce beneficios para este sistema. En realidad, se considera que los dos elementos más importantes de nuestra vida, como son la tierra y las mujeres, no producen nada. Esa creencia es la que nos ha llevado a la crisis. Ante todo, la ecológica, donde vemos que se están extinguiendo las especies, que desaparece el agua y aparece la desertificación. Estamos llenando el planeta de tóxicos y plásticos, lo cual genera violencia. Reconocer las capacidades de la naturaleza y de las mujeres introduce la posibilidad de que exista un sistema no violento de prosperidad y bienestar para todos. Esto es algo necesario para el futuro».Vandana-ShivaDefensora de la exclusividad seminaria de las mujeres y la tierra, Shiva reclama que a esta última se le está despojando, cada vez más, de ese derecho. O, al menos, de ejercerlo a su ritmo. A un ritmo natural. «La comida de los supermercados no es comida, son productos que se parecen a los alimentos. Están absorbiendo el comercio local desde hace diez años, desde que existe la globalización. No es una batalla perdida todavía, por suerte. Incluso en España hay tiendas locales. En mi país, India, hay alimentos en todos los lugares, asequibles, frescos, diversos, nutritivos. Pero he visto cómo, ley tras ley, esto ha ido cambiando. Para mí, los alimentos son una cuestión democrática. A eso lo llamo ‘democracia de la tierra’. Porque ahora tenemos que trascender ese antropocentrismo que va codo con codo con la dominación de la naturaleza. Cuando asumimos que somos parte de ella, aprendemos de qué va todo esto», explica. Su activismo empezó desde una pequeña localidad del Himalaya y lo extendió a todo el mundo sin la facilidad de las redes sociales. Hoy, Shiva no subestima su poder, pero lo observa con tiento: «Sirven, como se ha demostrado, para denunciar tanto los casos de acoso [algo que ha hecho el movimiento #MeToo] como el caos climático del que hablo en mi libro. Pero he visto muchas mentiras fabricadas en las redes sociales. Lo vi en las elecciones de Trump con Facebook. Tenemos una democracia falsa que permite ganar elecciones a alguien como él. En lo que verdaderamente creo es en el poder real que tenemos para actuar con base en la solidaridad. La humanidad tiene potencial. Y sí, Internet y las redes sociales pueden tener un rol importante, pero no pueden ser un sustituto de las personas físicas, reales, actuando colectivamente en las calles».
«Internet y las redes sociales pueden tener un rol importante, pero Facebook no debe sustituir al activismo en la calle»
La doctora se remite a una frase que repite con frecuencia: «La tecnología se está convirtiendo en una nueva religión». Y la explica: «Hoy en día, las religiones son impotentes. El peligro es el uso político, no ya de la religión, sino de la fe. La fe puede ser privatizada. Antes era distinto. Cristóbal Colón tuvo poder para colonizar otras tierras con la voluntad del Papa y ahí la religión se usó para conquistar. Pero la religión nunca ha tenido el poder de destruir los sistemas de la tierra ni de ir a las entrañas de los sistemas climáticos, de las especies en peligro de extinción o de la propagación de los tóxicos. Hablemos, ahora, de la tecnología. Cuando reconoces que es una herramienta, tú decides si quieres usarla para proteger la tierra y en beneficio de la sociedad. Con frecuencia, la tecnología está restringida en mi país, porque destruye trabajo. En India, ciertas industrias nunca van a ser mecanizadas, porque dan empleo a millones de personas. Hay que considerar todos estos asuntos. Cuando la tecnología empieza a ser aupada hacia un altar, lo primero que hace el establishment es controlarla, porque esto significa controlar también la democracia». El alegato contra el exceso de poder de ciertas empresas es inevitable: «Algunas se comportan como si no existieran leyes ni democracia. ¿Cómo se puede controlar a los que controlan el mundo? En primer lugar, entendiendo nuestros propios poderes, nuestras propias fortalezas y los límites que podemos poner. En mi país, en mi tierra, el instrumento más potente que existe es el poder de la gente que dice no. Cuando Gran Bretaña nos obligó a cultivar algo que no queríamos, no lo hicimos. Cuando nos forzaron a base de impuestos y tasas, las mujeres se levantaron y les dijeron: ‘Preferimos morir antes que daros nues- tro arroz’. Además, ese momento coincidió con la grave hambruna en Bengala, en la que murieron dos millones de personas. Esto fue en 1942». Shiva concluye con una aseveración contundente: «Ese es el poder que me interesa, el poder de decir no. Es el poder de la desobediencia civil. Cada vez que digo no al poder corporativo, estoy limitando el poder. Es lo que hemos hecho con las semillas en los últimos 30 años. Cuando Monsanto nos dijo que sería dueña de cada semilla a través de los organismos genéticamente modificados y las patentes, supimos que teníamos que protegerlas. Teníamos que asegurar que todas y cada una de las semillas estuvieran en manos de los campesinos. Hoy puedo decir, sinceramente, que, 30 años después, la de Monsanto es una voz marginal entre la población».

Vandana Shiva





  • TEXTOS DE VANDANA SHIVA EN ESPAÑOL


  • Científica, filósofa y escritora India. Activista en favor del ecofeminismo, recibió el Premio Nobel Alternativo en 1993.

    Shiva nació en Dehra Dun (Uttaranchal), antiguamente parte del estado indio de Uttar Pradesh. Durante los años 70 participó en el movimiento Chipko, formado principalmente por mujeres que adoptaron la táctica de denuncia ecologista consistente en permanecer abrazadas a los árboles para evitar que fueran talados.

    En 1982 creó la Fundación para la Investigación Científica, Tecnológica y Ecológica, la cual cuenta entre sus iniciativas el impulso y difusión de la agricultura ecológica (programa Navdanya), el estudio y mantenimiento de la biodiversidad (Universidad de las semillas, Colegio Internacional para la Vida Sostenible), fomentar el compromiso de las mujeres con el movimiento ecologista (Mujeres Diversas por la Diversidad), o la regeneración del sentimiento democrático (Movimiento Democracia Viva).

    En 1993, en reconocimiento a su dedicación a los movimientos alternativos y "... por situar a la mujer y a la ecología en el corazón del discurso moderno sobre el desarrollo", recibió el Right Livelihood Award, también conocido como el Premio Nobel Alternativo. Otros premios que ha recibido son el Global 500 de 1993 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) y el premio internacional del Día de la Tierra, también de las Naciones Unidas.

    Actualmente es una líder del Foro Internacional sobre la Globalización, así como un miembro destacado del movimiento antiglobalización. En su libro reciente Manifiesto por una democracia de la tierra ha propuesto el concepto y la causa de la democracia de la tierra como alternativa al capitalismo neoliberal actual.

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