viernes, 11 de septiembre de 2015

La lavanda



La lavanda es un gran antiséptico, es desinfectante. Desinflama y descongestiona al igual que calma y relaja la piel, la cual la hace muy recomendable para tratamientos de piel grasa con impurezas, acné, piel irritada o con tendencias alérgicas o tejidos dañados levemente por el sol (quemaduras). 
La lavanda, ya sea en alcohol o en aceite nos aportará beneficios tonificantes, de ahí que se realicen masajes o fricciones con ella. Mayormente conocida por sus propiedades relajantes, con suaves friegas o masajes aliviaremos dolores lumbares, reumáticos, tortícolis, dolores de cabeza (cefaleas producidas por acumulación de tensión como migrañas o jaquecas) e incluso dolor de pies producido por cansancio.
Otros usos de la lavanda:
• Las flores secas (metidas en una bolsita de tela) sirven para perfumar la ropa de los armarios y cajones a la vez que son capaces de ahuyentar las polillas.
• Un cuenco con sus flores, a modo de decoración, nos ayudará a ahuyentar insectos tan molestos como moscas y mosquitos, al mismo tiempo que perfuma la estancia, en este caso nos haría también de ambientador.
• Para la caída del cabello, con fricciones nocturnas, ayuda a relajar el folículo piloso y aumenta la circulación sanguínea, previniendo así la caída del cabello o retrasando el proceso e incluso deteniéndolo.
• Para enfermedades de la piel como eczemas y psoriasis, por sus propiedades calmantes y desinflamatorias, alivia también los picores.

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